Isla Blanca en Ciudad Oscura

Jonás Sainz

Estudio 22 alcanza las cincuenta exposiciones desde el año 2000 con la independencia y la calidad como bandera.
David A. Pérez expone NEGRO, punta del iceberg de una intensa obra de fotografía artística.

Estudio 22. Espacio Expositivo. Textos. Jonás Sainz. Isla Blanca en Ciudad Oscura © David A. Pérez. Negro. Estudio 22. Logroño, 2013.

Como punta de iceberg, solo diez imágenes de una colección de centenares de fotografías componen NEGRO, la nueva muestra de David A. Pérez (Logroño, 1970), que hace el número cincuenta en su propia galería, Estudio 22. Como blanca isla de hielo en medio de un mar oscuro, esta sala de exposiciones logroñesa lleva más de trece años exhibiendo fotografía de autor y de riesgo en una ciudad en la que apenas existen iniciativas culturales al margen de las institucionales. Resistente a la tibieza generalizada, la calidad de sus propuestas y la independencia han sido desde el primer día su bandera.

«Un espacio arriesgado, a contracorriente, no comercial, creado con la intención de mostrar la diversidad de propuestas artísticas vinculadas a la fotografía». Así lo ha querido siempre el impulsor y defensor de este espacio alternativo por el que han pasado algunas figuras importes del panorama nacional y también artistas locales más modestos, todos ellos igualmente comprometidos con el reto de explorar los territorios menos trillados.

En esta ocasión es el propio David A. Pérez quien ocupa las paredes con un mensaje claro de superviviente: entre la soledad y la firmeza. Son solo cuatro piezas formadas por diez fotografías tomadas del suelo urbano en ángulo cenital que adquieren a través de la mirada crítica de su autor una sugerente carga expresiva abierta al espectador. Un primer conjunto de seis fotos convierte otros tantos detalles del negro asfalto -sobre el que resaltan fragmentos de blancas señales viarias y cicatrices del día a día- en una serie de paisajes abstractos de textura abrupta que parece encerrar un enigma.

«El predominio del negro alude abiertamente al pesimismo -comenta-. Siempre prefiero destacar la cara b de las cosas, la menos agradable. Los artistas estamos obligados a reflejar lo que vemos en nuestro entorno. Y este es el paisaje de una realidad pensada, la realidad pasada por el filtro del pensamiento crítico para hacer que el espectador observe y reflexione a su vez».

En un paso más en su camino a lo esencial -la línea, el plano, las formas básicas-, a continuación encuentra, como Kasimir Malevich encontró su célebre Cuadrado Negro, un cuadrado ocre que alguien ha debido de pintar con una plantilla sobre la calzada del Puente de Hierro. Él lo ha fotografiado, sin disimular la grieta transversal que le confiere un significado contradictorio de vida y de desastre, y lo ha enmarcado en un cajón de madera «como símbolo de las etapas que se abren y cierran con el transcurrir del tiempo».

Poco a poco, la visita a esta exposición breve pero profunda como un pozo se va convirtiendo en un viaje a las inquietudes de su mentor. Y lo siguiente son las estrellas. Estrellas negras, de hierro, del suelo... Estrellas que en realidad son un simple elemento funcional -un relieve antideslizante de ciertas tapas de alcantarilla- y Pérez convierte en doble constelación, positivo y negativo: una luna de estrellas con aureola oxidada y un firmamento lechoso rodeando un eclipse, un sol negro, un agujero en el espacio... El vacío.

Estudio 22 ha visto verdaderas estrellas de la fotografía como Alberto Schommer, Chema Madoz, Valentín Vallhonrat y Antonio Gálvez, que han dado un brillo único a la sala. También artistas dedicados a otras disciplinas han experimentado en ella: Nati Bermejo, Manolo Laguillo, Joan Rom, Balanza, Carlos Rosales, Rafa Pérez...

«La trayectoria de la sala es fiel a la idea inicial de combinar artistas con diferentes procedencias y propuestas. El espacio está abierto a cualquier artista y/o fotógrafo autor cuya obra fotográfica contenga calidad artística y técnica, entendiendo la imagen fotográfica en un sentido muy amplio. Y presta especial atención tanto al acercamiento a este medio por parte de los autores procedentes de otras disciplinas artísticas, como a los artistas más jóvenes con proyección, ilusión y talento; ambas inquietudes muy necesarias para la evolución de la fotografía».

En su propio camino, David A. Pérez nunca se aparta de la coherencia y, por paradójico que parezca, su sentido crítico le conduce al optimismo como un náufrago que sabe mantener el rumbo. Así, NEGRO llega, por último, a la isla propiamente dicha: en un pequeño bache de la carretera -la última foto de la muestra- ha brotado un palmo de hierba, verde y fresca como un oasis en medio de la negrura circundante. La esperanza, el deseo de resistir pese a todo, la vocación de cultivar el pensamiento.

«Entiendo la fotografía como una necesidad vital. Mis fotografías hablan de mi entorno, habitualmente Logroño, de mi inquietud constante hacia el paso del tiempo, la memoria, el vacío.» La vida.

Jonás Sainz

* Artículo de Jonás Sainz publicado en el Diario ‘La Rioja’ el 21 de enero de 2013 © Jonás Sainz. Logroño, 2013
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