Era un día de Sol, creo del año 1992. Disponía por aquel entonces de un pequeño taller-estudio en el popular barrio del Raval, en Barcelona. Decidí sellar la puerta y ventana con papel opaco de color negro.
Por aquellos tiempos era alumno de Bellas Artes, estaba realizando un trabajo para la asignatura de Fotografía. El primer paso era aislarme de la luz.
Selle el espacio.
En algún momento determinado decidí hacer una siesta, me dormí y pasado un tiempo me desperté.
Aun en estado horizontal pude observar que mi intención de sellar el espacio de la luz, no había dado un resultado esperado.
Observaba un rayo lumínico que chocaba con un cuerpo físico, la pared.
En la pared, la luz iba apareciendo y desapareciendo.
En el exterior del local, un patio interior abierto al sol, un transito moderado de personas pasando por delante del local.
Como todo despertar las cosas van apareciendo a la conciencia de a poco.
Los rayos lumínicos... la luz, no solo era eso, en la pared y a mi consciencia iban apareciendo formas. De forma invertida aparecían piernas en movimiento, me fascinó, sin quererlo, me encontraba dentro de una cámara estenopeica.
Me fascinó el hecho de poder ver, como una realidad, un registro, una información, pude estar presente en mas de un lugar en un instante preciso. Me encantó observar la conectabilidad de todos las cosas.
La fotografía es un acto de Magia.